La boda de Tuya
Director: Wang Quan'an
Tuya es guapa, fuerte, cuida de sus animales en una región desértica de la Mongolia Interior, tiene dos hijos y está casada con Bater, al que ama profundamente. Pero Bater es inválido, hace tres años tuvo un accidente cavando un pozo. Tuya debe hacerlo todo: llevar a cien ovejas a pastorear con su camello, cocinar e ir a buscar agua a 30 kilómetros de su hogar. Un día, Tuya se hace daño en la espalda mientras ayuda a su vecino Senge, un hombre propenso a los accidentes. El médico le dice que si sigue trabajando duro, empeorará, pero ella no hace caso.
Incapaz de ver sufrir a su mujer, Bater la convence de que se divorcien para que encuentre a otro que pueda cuidar de ella. Acepta, siempre y cuando la persona que cuide de ella y de sus hijos también cuide de Bater. Cuando los pretendientes empiezan a llegar, anuncia que se casará con el hombre que acepte la poliandria.
Entre ellos se encuentra el rico Baolier, un antiguo compañero de colegio. Está lleno de buenas intenciones y parece reunir las condiciones necesarias: se ha divorciado y trabaja en el negocio del petróleo. Ofrece costear la mejor residencia para Bater. Tuya tiene que tomar una decisión.
Pero al poco de estar en la residencia, Bater se corta las venas, incapaz de soportar la soledad. Senge, que ha sido testigo de la tragedia, llama a Baolier por teléfono, pero este le cuelga. Tiene miedo de que Tuya vuelva con Bater si se entera. Sin embargo, se siente tan culpable que está a punto de volverse loco. Senge llega con su caballo blanco para recoger a Tuya y a sus hijos.
De hecho, Senge quiere a Tuya. Cuando su mujer le abandona llevándose su único bien, un camión, decide ayudar a Tuya. Cuando ella, los niños y Bater regresan a casa, Senge empieza a cavar el pozo que Bater no acabó. Sabe que es su única baza para conquistar el corazón de Tuya. La mujer se da cuenta de los sentimientos de Senge, que desaparece de golpe y sin previo aviso.
Tuya empieza de nuevo a buscar marido. No parará hasta que su familia sea feliz, pero no quiere abandonar la vida rural y tradicional de la Mongolia Interior a pesar de las tormentas de nieve, la creciente desertización y, peor aún, de la presión gubernamental.
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