El último gran mago
Directora: Gilliam Armstrong
Si la magia es el arte del engaño esta película es pura magia, porque engaña al espectador incansablemente.
Engaña porque presenta a una Catherine Zeta-Jones en un papel de madre cuando más bien parece una madastra. Engaña porque resulta difícil de creer que un hombre de robusta personalidad como Houdini caiga a los pies de tan insulsa farandulera. Y engaña porque todo el peso de la cinta recae en unos secundarios que trituran sin compasión a los principales, mención especial para la pequeña Saoirse Ronan, de la cual ansiamos que no le ocurra como a su personaje, que se diluya su don.
Argumentalmente muestra todas las cartas sobre la mesa desde un primer momento, evitando ahondar en el mito del mago para derrotar hacia el drama romántico.
Resulta inevitable la comparación con sus dos inmediatas predecesoras, "El ilusionista" y "The prestige". Y de la comparación no sale muy bien parada. Si bien la primera pincelaba una magia romántica y etérea y la segunda ahondaba en los entresijos tras las bambalinas, la obra que nos ocupa parece escapar de todo atisbo de magia en sus entrañas, utilizándola más como una excusa que como un hilo argumental.
Lo mejor: La pequeña Saoirse y el gran Timothy Spall
Lo peor: Demasiado amor y pocos trucos de magia
Mi puntuación: 3